Para que salgas de dudas, en este artículo te ofrecemos un listado completo de los tipos de subasta a los que puedes acceder. La mayoría de ellos (con la única excepción de las subastas de la Seguridad Social) se tramitan de forma telemática a través del Portal de Subastas del BOE, lo que significa que cualquier persona, física o jurídica, que cumpla con los requisitos que marca la normativa, puede acceder a ellas y pujar.
En este post vamos a hacer referencia a todos los tipos de subasta pública que puedes encontrar en España en función de su procedimiento u órgano de origen. Hemos reservado algunos tipos de subasta secundarios para otro artículo, al ser menos frecuentes.
A diferencia de las subastas públicas (a las que se da publicidad a través de su publicación en el BOE o, en su caso, en la web de la Seguridad Social), las subastas privadas son más difíciles de rastrear, ya que las realizan empresas privadas o particulares y no están relacionadas con las administraciones públicas ni con procedimientos judiciales.
Además, las subastas privadas se rigen por las condiciones que los propios interesados marcan, siempre dentro de los límites de la ley. Sin embargo, las reglas que se aplican a las subastas públicas están más claras y son más concisas, si bien siempre es importante leer y estudiar detenidamente el edicto de la subasta para analizar cualquier peculiaridad.
Para facilitar esta tarea, desde AlertaSubastas puedes acceder a información ampliada sobre cada subasta publicada en España y filtrar según tus intereses: localización, tipo de bien, procedimiento de origen… Inicia hoy tu prueba gratuita y descubre todas las ventajas de esta herramienta.
Como consejo general, es mejor adentrarse en el entorno de las subastas, comenzando por las subastas públicas, donde las reglas del juego son claras y estables. En cualquier caso, y para que puedas planificar qué tipo de inversión quieres realizar, debes saber que, como regla general, puede subastarse casi cualquier cosa con valor económico: propiedades inmobiliarias (viviendas, garajes, trasteros, locales comerciales, oficinas, naves, edificios, hoteles, solares, fincas rústicas, derechos de traspaso, derechos sobre cualquier propiedad inmobiliaria…), vehículos (coches, motos, camiones, buques, veleros, lanchas, motos de agua…); joyas, arte y antigüedades; maquinaria industrial; mercaderías y materias primas; mobiliario; utensilios y herramientas; derechos de propiedad industrial o de propiedad intelectual…)
Ahora sí, toma nota de la lista completa de subastas públicas en España: en cada una de ellas encontrarás un enlace a un artículo específico donde conocerás con todo detalle las reglas que se aplican en ese caso concreto.
La vía de apremio o procedimiento de apremio es la última fase de la ejecución forzosa y su objetivo es obtener liquidez de los bienes embargados para satisfacer deudas pendientes. Se regula en la Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC) y permite la subasta de bienes muebles e inmuebles como fruto de las relaciones entre particulares, ya sean personas físicas o jurídicas. Es el procedimiento más genérico de todos los judiciales, así como uno de los más frecuentes.
La convocatoria de este tipo de subasta se debe anunciar en el BOE (en general, todas las subastas judiciales se encuentran con el código SUB-JA-). Asimismo, la subasta en vía de apremio se celebra necesariamente a través del Portal de Subastas del BOE.
Más información sobre las subastas en procedimiento de apremio de bienes inmuebles.
Más información sobre la subasta de bienes muebles en procedimiento de apremio.
Su particularidad es que los bienes subastados, en este caso, proceden de una ejecución hipotecaria, un procedimiento muy relacionado con la banca, aunque no exclusivamente.
El caso más frecuente es el de la subasta de un inmueble para satisfacer la deuda contraída con un banco como fruto de la firma de una hipoteca. Sin embargo, también existen ejecuciones hipotecarias de bienes muebles. Además, estas reglas también se aplican a la ejecución de una garantía pignoraticia.
Cuando un acreedor no puede hacer frente al pago de su deuda tal y como exige la ley y el contrato suscrito con el acreedor, éste podrá iniciar este procedimiento para que se venda el bien hipotecado con el fin de obtener liquidez y satisfacer así la deuda pendiente. Esta realización del bien se lleva a cabo mediante subasta judicial.
En general, quienes ostenten derechos de garantía, prenda o hipoteca pueden acudir a este procedimiento para reclamar sus créditos. Este tipo de subasta judicial se hace pública a través del BOE y se celebra en el Portal de Subastas del BOE (código SUB-JA-). Hay que tener en cuenta que sus reglas suelen proteger al deudor en determinados casos (por ejemplo, cuando se subasta su vivienda habitual), lo que te perjudica como inversor.
En este caso, las deudas también proceden de un procedimiento judicial, aunque en este caso el deudor es una sociedad mercantil y la vía legal utilizada es el concurso de acreedores. Si se llega a la fase de liquidación concursal, la sociedad se encontrará inmersa en el punto jurídico y contable en el que su existencia tocará a su fin. Procede, por tanto, liquidar todos sus bienes para pagar ordenadamente, según marca la ley, a sus acreedores.
Este tipo de subastas también deben publicarse en el BOE (las encontrarás bajo el código SUB-JC-) y llevarse a cabo a través de su plataforma. Todo este proceso es orquestado por un administrador concursal, cuya misión será valorar los bienes y conseguir la máxima liquidez posible para saldar las deudas. Entre los bienes susceptibles de subasta encontramos maquinaria, mobiliario, inmuebles… pero también intangibles como marcas, nombres de dominio, patentes…
Como apunte importante, ten en cuenta que existe también una vía extrajudicial para subastar bienes de una empresa en concurso, en la que intervienen empresas privadas que actúan como intermediarias entre inversores y deudores, aunque en estos casos el coste del concurso suele incrementarse debido a esta intermediación, y el comprador suele ser quien asume este sobrecoste. Se trata de empresas que asumen la función liquidatoria o la venta de activos y que cuentan con mayor capacidad de publicidad y búsqueda de compradores, siempre bajo la tutela del administrador concursal.
La subasta notarial se celebra fuera de los tribunales, ante notario, aunque se publica igualmente en el Portal del BOE y se lleva a cabo mediante esta plataforma. Es, por tanto, una subasta extrajudicial, pero se celebra en todo caso con plena seguridad jurídica, al intervenir un fedatario público.
Se trata de una vía que permite acelerar el proceso de obtención de liquidez y que otorga al deudor un mayor control del proceso. Por ejemplo, un particular puede acudir al notario y pactar cómo subastar un bien por cualquier motivo (no solo por la existencia de deudas). Se puede pactar también un valor mínimo, y el notario se encargará de la auditoría jurídica del objeto de la subasta, interviniendo durante todo el proceso.
En este tipo de subastas es muy importante estudiar con detalle el edicto de la subasta, ya que el margen de maniobra de los intervinientes es mayor de lo habitual, especialmente cuando se trata de una subasta notarial voluntaria: estas son iniciadas por propia iniciativa de los propietarios del bien subastado y, por tanto, no existe en ellas ningún deudor (las encontrarás en el portal de subastas del BOE bajo el código SUB-JV-).
También puedes encontrarte con subastas notariales forzosas, que son aquellas que proceden de una decisión ejecutiva tomada por alguna autoridad competent e, como puede ser un juez. Es el caso de las subastas fruto de una ejecución hipotecaria, que pueden celebrarse ante notario por decisión judicial. Puedes encontrarlas en el portal de subastas del BOE (con el código SUB-NE-).
Las subastas de Hacienda son aquellas que proceden de bienes embargados por deudas contraídas con la Agencia Tributaria, a través del procedimiento de apremio administrativo. Dado que el deudor no puede hacer frente a sus deudas, se verá obligado a satisfacerlas, en determinados casos, a través de esta vía.
En concreto, si, transcurrido el plazo de pago, no se ha abonado la deuda, la ejecución forzosa de los bienes y derechos embargados se realizará mediante subasta pública, adjudicación directa o concurso. Para participar en estas subastas hay que tener en cuenta que también se publicarán y realizarán a través del Portal de Subastas del BOE (bajo el código SUB-AT-).
Estas subastas son muy similares a las de la Agencia Tributaria, ya que se producen como consecuencia de una deuda con delegaciones de Hacienda de comunidades autónomas, ayuntamientos, etc. Se identifican en el Portal de Subastas como SUB-RC-.
Por ejemplo, en AlertaSubastas puedes filtrar subastas iniciadas por Agencias Tributarias (además de las iniciadas por la Agencia Tributaria estatal), así como subastas iniciadas por deudas contraídas con Ayuntamientos, Diputaciones o Consejos Comarcales.
Las subastas por deudas contraídas con la Seguridad Social son, también en este caso, la última fase del procedimiento administrativo de apremio y mediante ellas los órganos de recaudación de la Tesorería General de la Seguridad Social tratan de poner en el mercado los bienes previamente embargados a los deudores de la Seguridad Social.
En este caso, puedes acceder a ellas desde la propia web de la Seguridad Social, así como desde AlertaSubastas, donde podrás filtrar por tipo de procedimiento, evitando tener que consultar diariamente distintas plataformas: elige tus criterios de búsqueda y recibe cada mañana en tu correo todas las nuevas subastas publicadas.
Las subastas de la Seguridad Social te permiten adquirir fincas (rústicas y urbanas), vehículos, embarcaciones, maquinaria de diverso tipo, mobiliario de oficina, material ofimático y toda clase de bienes muebles o inmuebles embargados a los deudores de esta institución.
Este procedimiento se utiliza cuando un inmueble (una casa, un piso, un terreno, una plaza de garaje, un local…) pertenece a más de una persona y una de ellas desea dividir la propiedad o vender el bien, mientras que la otra no. En estos casos, se puede ‘forzar’ la venta del inmueble mediante subasta pública, ya que nadie puede verse obligado a permanecer en contra de su voluntad en un régimen de copropiedad de un bien.
Este tipo de subasta es muy frecuente en el caso de parejas que se divorcian o separan, en caso de herencia en la que varios hermanos heredan un inmueble y no se ponen de acuerdo en su venta… Así, un ejemplo frecuente de subasta por división de cosa común sería la subasta de un piso que pertenezca a dos o más personas, sin que una de ellas quiera vender: dado que no es posible dividir el piso en dos propiedades, la única solución será su subasta.
En resumen, el mundo de las subastas es amplio y diversificado, y las reglas de juego pueden cambiar dependiendo del tipo de subasta y del organismo que la promueva.
Además, es necesario recordar que, aunque las subastas pueden parecer oportunidades de inversión atractivas, también implican ciertos riesgos. Por lo tanto, siempre es aconsejable asesorarse adecuadamente antes de participar en una subasta, ya sea con un abogado, con un experto en la materia o formándote.
Sea cual sea el camino que decidas seguir, ten siempre en mente que las subastas representan una oportunidad única de adquirir bienes a precios competitivos, siempre y cuando te prepares adecuadamente y manejes las reglas del juego. Por lo tanto, si estás interesado en este mundo, no dudes en profundizar tus conocimientos sobre el tema, explorar las diferentes opciones y, sobre todo, mantener una mentalidad abierta y atenta a las oportunidades que pueden surgir.
